La madrugada del sábado 27 de febrero un terremoto de 8.8 grados se sintió en la zona Centro-Sur de Chile con consecuencias devastadoras, principalmente en las ciudades cercanas a Concepción (Octava Región, 520 km al sur de Santiago), lugar donde se registró el epicentro.
Los efectos del movimiento sísmico afectaron ciudades a lo largo de 400 kilómetros, incluyendo Santiago, la capital, Talcahuano, Temuco, Constitución, Cauquenes y pequeños pueblos costeros quienes sufrieron el impacto de grandes olas conocidas como tsunamis.
Isla de Pascua ubicada a 3.500 kilómetros de distancia del continente y a 5 horas y media de viaje en avión desde Santiago. No fue afectada por el sismo. Informes iniciales hablaron de un posible tsunami, pero todo se ha mantenido en absoluta normalidad. Ya no hay peligro alguno de esas características.
Isla de Pascua ubicada a 3.500 kilómetros de distancia del continente y a 5 horas y media de viaje en avión desde Santiago. No fue afectada por el sismo. Informes iniciales hablaron de un posible tsunami, pero todo se ha mantenido en absoluta normalidad. Ya no hay peligro alguno de esas características.
Este es un extracto del resumen oficial, sin embargo las consecuencias no son fisicas para la Isla y al parecer nadie ve la posibilidad de que el Tsunami real en Rapa Nui no viene del Mar, sino que se acerca peligrosamente por la falta de trabajo .
Los vuelos han sido retrasados, los turistas solo quieren ir a ver a sus familias, las reservas se han suspendido y la consecuencia será una baja de efectivo circulante y probablemente una espera quieta y pasiva a la espera de que todo vuelva a la normalidad.
Pienso que los planes de contingencia no estan mirando este escenario y a traves de estas palabras, hago sonar una campana de alarma para construir entre todos una respuesta para trabajar unidos en estos tiempos de recesión.
Para entender un poco esta gran marejada .
Basta mirar los informes presentados por las autoridades de las regiones del Biobío y Maule: el sector forestal está parado y hay más de 10,000 máquinas pesadas inutilizadas.
Las pesqueras perdieron casi todas las instalaciones portuarias y al menos 30% de sus embarcaciones.
La industria de la harina y el aceite de pescado que tenía su epicentro en el destruido puerto de Talcahuano –donde nuestro viejo y rehén monitor Huáscar se salvó de ser tragado por el agua–, quedó en la ruina.
También se sabe que el sector turístico que nos toca profundamente está paralizado y que los aeropuertos no podrán recibir una gran cantidad de visitantes por fallas en sus estructuras que tardará meses en ser rehabilitados, mientras en el sector del acero el 63% de las plantas están inutilizables.
A esto hay que sumarle que el sector agropecuario ha sido puesto en emergencia y que la industria vinícola –una de las estrellas de las exportaciones chilenas después del cobre, el salmón y las frutas– tendrá pérdidas por más de US$ 600 millones debido a que, al menos, el 50% de sus bodegas están comprometidas.
Consultoras internacionales estiman que, en total, el terremoto dejará pérdidas por US$ 30,000 millones –el 15% del PBI– lo que frenará el crecimiento económico chileno de los próximos cuatro años.
CUAL ES LA REALIDAD ?
El nuevo gobierno deberá concentrar su esfuerzo en restaurar la normalidad y satisfacer las necesidades más básicas de los chilenos, en especial de los pobres, que han sido los más golpeados por la tragedia.
El terremoto del 27 de febrero dejó más de medio millón de hogares destruidos y unos dos millones de damnificados.
El dinero para las obras, que rondan los US$ 20,000 millones, podrían salir del Fondo de Estabilización Económica y Social –creado por Bachelet y que cuenta con más de US$ 13,000 millones–, la emisión de bonos en el mercado internacional y el endeudamiento externo.
Chile, que no pide un préstamo internacional desde el 2004 y cuya deuda pública consolidada neta de activos es cercana al 0%, podría recibir dinero del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM) a tasas de intereses muy bajas.
El periodo de reconstrucción hará de Chile un país distinto, que modificará el eje de su desarrollo enfocado hasta ahora en el comercio exterior y las exportaciones y dará paso a un modelo a gran escala de inversión pública en el el sector de la construcción.
Es como estar de cabeza y aprender a caminar otra vez...